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viernes, 4 de mayo de 2018

(Des) Fragmentos I

El día que nací me entregaron una mochila. Recién llegada al mundo, no sabía lo que era aquello. Puse cara de interrogante, nadie me explicó nada. Durante mis nueve meses de vida, mis principales ocupaciones fueron comer y dormir, así que no le hice mucho caso. Un día, sin venir a cuento, me empezó a gritar. Me quedé pasmada. ¿Y esa cosa por qué grita? Volví a poner cara de interrogante. Mamá me lo explicó todo: es que te la tienes que echar al hombro, hija mía, es para que guardes todas tus pertenencias. Llegado a este punto lo único que se me ocurrió fue cerrar los ojos y seguir durmiendo, a pesar de los gritos.


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